27 de octubre de 2013

Experiencias ferroviarias

Ya lo dice en una de sus canciones Carmen París, una gran artista que siempre ha estado presente en mi vida desde que tengo recuerdo (aunque esa es otra historia), "cuando sales de tu casa, el universo conspira por ti". 

Posiblemente el universo conspire por nosotros cada día; posiblemente cada día todos tengamos un motivo por el que sorprendernos de la vida y también por el que sonreír, aunque solo sea vivir, que para mí lo es todo. A veces, el universo conspira de manera sutil y, otras veces, te estampa la conspiración en la cara. Ayer fue para mí uno de estos días en que la conspiración era, cuanto menos, obvia. Y yo, decidí vivirla en vez de obviarla. 

No podía estarse quieto. La primera vez que lo vi, hacía el mono en el tren, en un compartimento vacío en el que dejé mi maleta por un instante. No obstante, al comprobar que en el compartimento contiguo había espacio para mi maleta, fui a buscarla y me trasladé. Él hizo lo mismo y se sentó justo delante. El resto de la historia solo la conoceremos él y yo, pero ayer tuve que agradecerle al universo que convirtiese un trayecto que hubiese sido realmente aburrido en el encuentro de dos personas con ganas de hablar, de conocer y de conocerse. Y, además, de iluminar dicha experiencia con un gran atardecer. Cositas In-solitas.



Foto: Oihane Zuazua Mármol, 26/10/2013
Tren Toulouse-Bayonne-Hendaye

22 de octubre de 2013

Cartas desde Lyon (II)




Me paraliza su mirada, me congela; me hace sentir desnuda, y vacía. Vacía como si hubiesen borrado mi personalidad. Vacía como si fuera solo un bote de recuerdos que, al abrirlo, pierde todo su contenido, que se desvanece en la inmensidad del universo. Su mirada me anula. De fría es cálida. No duele; solo me petrifica, me paraliza, invalida todas mis sinapsis. Cuando me mira… 
Cuando me mira hace que languidezca mi alma. 




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