El tan en boga Felix Baumgartner por su reciente salto estratosférico declaró tras su hazaña: " A veces tenemos que llegar muy alto para ver lo pequeños que somos"
Posiblemente el austríaco tenga parte de razón, pero la realidad es que llegar "tan alto" como ha llegado él es accesible para un número muy reducido de personas en todo el mundo y lo necesario es que todos nos demos cuenta de nuestra valiosa pequeñez, preferiblemente a través de acciones más cotidianas, más asequibles, más humildes.
No puedo negar haber seguido el salto en directo, pero también diré que mis ojos no daban crédito al observar la infraestructura, que ha debido costar millones de euros (gasto discutible dada la situación económica, etc. actual), y, más especialmente, al descubrir que alguien es capaz de someter su cuerpo a tal extremo, aunque no dudo de que todo estaba controladísimo, por realizar una gesta que le hiciera sentirse grande y, de paso, hacer marketing de esa bebida de beneficios dudosos que te "da alas".
Pero la realidad es esa, el ser humano siempre intenta abarcar más, ser "como Dios" (como parodiaba la película).
Algo similar, sino esto mismo, es lo que critica el artista Leanie van der Vyver, en colaboración con el zapatero René van der Berg, con su creación Scary Beautiful.
Van der Vyver cuestiona, no tanto la industria de la moda, sino la obsesión de muchas mujeres por los tacones altos hasta el absurdo y, más profundamente, los ideales de belleza establecidos. Necesitamos tener la figura perfecta, ser las más altas, el diseño más innovador independientemente de su comodidad y, a veces, ocurre lo que ocurre, parecemos gigantas patosas (y quizá no cabezudas, pero cabezonas) más consonantes en una película cómica (o, como ya ha ocurrido en alguna ocasión, en alguna pasarela donde la modelo tropieza y cae hasta la humillación) que en una salida nocturna o en un brunch de mediodía.
Así, Van der Vyver expresa en la introducción de su tesis:
"Just being human is not good enough anymore nor has it ever been.
What is very clear is that people are not satisfied with what they were
naturally born with. Neither the prehistoric cave dweller nor modern
man has ever considered the human body aesthetically satisfactory. It is
human nature to want to be more than what we are, and from the
beginning of time we have gone to extreme measures to express on the
outside how we desire to be perceived. On the surface, we are physically
turning into ideal dream versions of ourselves. Being born a certain
way is no longer a life sentence. We can choose exactly who we want to
be. What are the possibilities of this new God-like control we have over
our bodies?
Right now you can truly become more than just yourself, more than
human. It’s almost as if we have shifted from reality into fantasy. The
sky is the limit when it comes to controlling our own image. Being
online is considered a trusted version of yourself. We are behaving as
if we have robotic extensions and we can now generate body parts and
also have access to the technology to obtain super powers. We now have
complete power over our own image and abilities. What is currently being
done and where might these God-like powers potentially lead?"
Scary Beautiful (Leanie van der Vyver) from Lyall Coburn on Vimeo.
"Humans are Playing God by physically and metaphorically perfecting
themselves. Beauty is currently at an all time climax, allowing this
project to explore what lies beyond perfection.
¿Qué os parece la tesis de Van der Vyver? ¿Qué opináis al respecto?
Creo que es una cuestión interesante que, por supuesto, va más allá de la moda y los tacones, algo más antropológico sobre lo que merece la pena reflexionar.
¡Espero vuestros comentarios!
¡Feliz semana!
1 comentario:
Límites. El día a día nos los muestra. Pero es divertido buscar la electricidad de nuestros cuerpos, ver hasta dónde somos capaces de llegar, maravillarnos, salir de lo normal, de lo aburrido, bucear hasta que los pulmones te impulsen a la superficie. Los límites y la satisfacción personal, los retos. Si mezcláramos todo esto con la naturalidad de la que habla la diseñadora... qué conseguiríamos?
¿Tiene límites el ser humano? Qué bonita pregunta.
A mí me ha venido a la mente mi cuerpo flipando mientras caía en una montaña rusa de Tarragona.
Un besito reina!
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